Comunicando

Estamos convencidos de que la comunicación no tiene fronteras, que también se puede (y se debe) aprender y ejercitar, de que cualquier barrera puede abrirse cuando existe una voluntad real de comunicarse. Es una reflexión que nos hemos hecho y que queremos compartir con vosotros después de nuestro reciente viaje a Sicilia. 

Una semana da para poquito, pero nos ha servido para desconectar unos días y conectar con otra realidad; algo que hemos agradecido y que, sin duda, ha sido toda una experiencia vital. Y os contamos por qué. 

Sicilia es una isla italiana con mucho encanto. Tiene buen tiempo, pueblos con alma, playas y mucha cultura (dicen que allí hasta la última piedra tiene historia y damos fe), pero lo mejor de todo ha sido conocer a Rosa y Tito. Un entrañable matrimonio que nos abrió las puertas de su casa y de su corazón.

Compartir con ellos largas y agradables charlas, sentados a su mesa, mientras nos deleitaban con su increíble cultura y memoria. Descubrir la multitud de personajes de la historia que ha dado Sicilia, sus exquisitas recetas, la filosofía vital del Mediterráneo o recibir dedicado su libro ‘Ritmo del Mambo’ ha sido un verdadero regalo y por eso han pasado a ser como de nuestra propia familia. 

Ni ellos hablan castellano ni nosotros italiano, pero eso no ha sido un obstáculo para el entendimiento. Desde el primer momento hubo voluntad de entendernos y hasta el último segundo fue así; nos han enseñado tanto y nos han dado tanto que no tenemos palabras para agradecerlo. De ahí surgió la reflexión que nos ha llevado a escribir esta entrada de nuestro blog, de una conversación en la que pusimos de manifiesto que cuando cada uno pone de su parte para entenderse con el otro, no hay barrera que no se pueda superar. 

Por eso, pensamos que lo primero siempre es tener ganas, voluntad y empatía para entendernos y conseguir que las relaciones de cualquier tipo, ya sean personales, familiares o profesionales, sean de la mayor calidad posible. De lo contrario, podemos perdernos experiencias tan maravillosas como la de conocer a Rosa y Tito a quienes desde aquí aprovechamos para enviarles un enorme beso y abrazo. 

¿Qué opinas? Si has tenido alguna experiencia similar u otra que quieras compartir con nosotros, nos encantaría leerla. 

¡Ciao!